Según un estudio sobre la economía española en la Unión Europea del año 2005, la economía española se ha comportado bien a nivel agregado en la última década, creciendo más que el resto de los grandes países de la UE. No obstante, una serie de indicadores cualitativos señalan que dicho crecimiento tiene unas bases poco sólidas, lo que hace temer por su futura sostenibilidad. Los países de la ampliación son unos competidores potencialmente importantes, que ya nos han alcanzado (e incluso superado) en algunos de esos indicadores, como el contenido tecnológico de la producción industrial y de las exportaciones, o la inversión extranjera directa recibida. La mejora del capital tecnológico y del capital humano permitiría alterar esta situación. Sin embargo, España tiene todavía unas dotaciones de estos factores alejadas de las de los países más avanzados de la UE, aunque no de las de los nuevos socios.
A primera vista, puede parecer exagerado preocuparse no ya por la potencial amenaza que pueden suponer para la economía española los países de la ampliación, sino incluso por la situación general de ésta. En efecto, según fuentes del Eurostat, los ocho nuevos miembros orientales de la Unión Europea, aunque poblados (73 millones de habitantes en 2005, frente a los 43 de España) y extensos (729.000 Km2 frente a los 504.000 Km2 de España) acumulan entre todos un PIB que, ni siquiera medido en paridad de poder de compra, iguala al español. Esto se debe a un PIB per capita que no supera en mucho la mitad del nuestro.
Lo anterior, además, se une a un contexto en el que la economía española parece comportarse muy bien. El PIB lleva diez años creciendo a tasas altas, del 3-4%, de forma sostenida. Excepcionalmente, el crecimiento se ha mantenido incluso en años de desaceleración en la Unión Europea, como los que siguieron al estallido de la burbuja tecnológica. La tasa de crecimiento del PIB per capita, algo menor por el aumento de población asociado a la inmigración, ha superado en cerca de un punto por año la de la UE, permitiendo un acercamiento que ha llevado el PIB per capita español hasta el 92% del de la UE. La tasa de paro, superior al 20% en los primeros años noventa, ha caído hasta el 8%, a un nivel similar a la media de la UE.
¿De qué preocuparse, por tanto? En este trabajo se ha intentado mostrar que los países de la ampliación sí que son unos competidores potencialmente importantes, que ya nos han alcanzado e incluso superado en algunos indicadores cualitativos relevantes. También se ha argumentado que las amenazas se derivan, en gran medida, del propio modelo de crecimiento español, que se asienta en unas bases poco sólidas a largo plazo. En tal situación, en vez de caer en la autocomplacencia, se debería aprovechar lo que reste de bonanza para corregir, en la medida de lo posible, dichas deficiencias.
Estadísticas y encuestas de la Unión Europea
Estudio elaborado por Anchuelo Crego, A. y Pérez Garrido, M. La economía española en la Unión Europea de los 25. Papeles del Este. Leer todo el estudio
A primera vista, puede parecer exagerado preocuparse no ya por la potencial amenaza que pueden suponer para la economía española los países de la ampliación, sino incluso por la situación general de ésta. En efecto, según fuentes del Eurostat, los ocho nuevos miembros orientales de la Unión Europea, aunque poblados (73 millones de habitantes en 2005, frente a los 43 de España) y extensos (729.000 Km2 frente a los 504.000 Km2 de España) acumulan entre todos un PIB que, ni siquiera medido en paridad de poder de compra, iguala al español. Esto se debe a un PIB per capita que no supera en mucho la mitad del nuestro.
Lo anterior, además, se une a un contexto en el que la economía española parece comportarse muy bien. El PIB lleva diez años creciendo a tasas altas, del 3-4%, de forma sostenida. Excepcionalmente, el crecimiento se ha mantenido incluso en años de desaceleración en la Unión Europea, como los que siguieron al estallido de la burbuja tecnológica. La tasa de crecimiento del PIB per capita, algo menor por el aumento de población asociado a la inmigración, ha superado en cerca de un punto por año la de la UE, permitiendo un acercamiento que ha llevado el PIB per capita español hasta el 92% del de la UE. La tasa de paro, superior al 20% en los primeros años noventa, ha caído hasta el 8%, a un nivel similar a la media de la UE.
José Luis Rodríguez Zapatero |
¿De qué preocuparse, por tanto? En este trabajo se ha intentado mostrar que los países de la ampliación sí que son unos competidores potencialmente importantes, que ya nos han alcanzado e incluso superado en algunos indicadores cualitativos relevantes. También se ha argumentado que las amenazas se derivan, en gran medida, del propio modelo de crecimiento español, que se asienta en unas bases poco sólidas a largo plazo. En tal situación, en vez de caer en la autocomplacencia, se debería aprovechar lo que reste de bonanza para corregir, en la medida de lo posible, dichas deficiencias.
Estadísticas y encuestas de la Unión Europea
Estudio elaborado por Anchuelo Crego, A. y Pérez Garrido, M. La economía española en la Unión Europea de los 25. Papeles del Este. Leer todo el estudio
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